Algunos perros corren por el patio pavimentado, otros ladran desde sus grandes jaulas, apenas un pequeño pasillo con rejas a sus lados es el medio de entrada y salida de la casa de Emma. Ella es de nacionalidad alemana pero vive en Quito hace casi cuarenta años , su vida la dedica al cuidado y protección de animales domésticos .
Prefiere no revelar su verdadera identidad ni la ubicación de su improvisado refugio, porque mucha gente aprovecha eso para ir y botar animalitos en la puerta de su casa o peor, algunos tienen la osadía de lanzarlos sobre el muro dejándolos heridos y a expensas de que los otros perros los ataquen.
Su preferida es Katiuskka, una pastor inglesa un tanto agresiva pero muy fiel, que además se ha convertido en la líder del grupo de 80 perros. Emma hizo divisiones en el patio en forma de jaulas y agrupa a los canes según afinidad, en la parte posterior de su pequeña casa de no más de 100 metros cuadrados , construyó un departamento que aunque no está terminado sirve de refugio para las decenas de gatos. Su labor es grande y solitaria, su bolsillo costea todo y sus edad no la deja atender a sus huéspedes con la misma agilidad. Busca que sus amigos sean adoptados , además de ayuda, donaciones y un terreno alejado de la ciudad donde pueda acomodar a sus perros, sin molestar a los vecinos con el ruido y el olor.
Prefiere no revelar su verdadera identidad ni la ubicación de su improvisado refugio, porque mucha gente aprovecha eso para ir y botar animalitos en la puerta de su casa o peor, algunos tienen la osadía de lanzarlos sobre el muro dejándolos heridos y a expensas de que los otros perros los ataquen.
Su preferida es Katiuskka, una pastor inglesa un tanto agresiva pero muy fiel, que además se ha convertido en la líder del grupo de 80 perros. Emma hizo divisiones en el patio en forma de jaulas y agrupa a los canes según afinidad, en la parte posterior de su pequeña casa de no más de 100 metros cuadrados , construyó un departamento que aunque no está terminado sirve de refugio para las decenas de gatos. Su labor es grande y solitaria, su bolsillo costea todo y sus edad no la deja atender a sus huéspedes con la misma agilidad. Busca que sus amigos sean adoptados , además de ayuda, donaciones y un terreno alejado de la ciudad donde pueda acomodar a sus perros, sin molestar a los vecinos con el ruido y el olor.
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